Tras la genial “Whiplash” (2014), el talentoso Damien Chazelle nos presenta esta vez a Los Angeles como tierra de promesas, plena de música y vitalidad.
El Festival de Venecia 2016 se abrió con la seguidora de “Whiplash”, “La La Land”, dirigida por Damien Chazelle. El musical está nominado al Oscar como Mejor Película (además de 13 nominaciones más), y tuvo una recepción muy entusiasta por parte de público y crítica, que hace prever su inminente triunfo con la estatuilla dorada.
Pero para Chazelle, de 32 años (que se convirtió en el director más joven en ganar el premio de la DGA que entregan los directores en Estados Unidos) lo más impactante de aquella noche veneciana fue recibir los elogios de Tom Hanks, veterano de la industria si los hay, quien estaba allí para hablar del film que protagonizó, “Sully” (Clint Eastwood) y terminó embelesado por una Los Angeles musical y soñadora.
Dice Damien: “Me sonrojo cuando pienso en las cosas que dijo. Quiero besarlo. Es tan generoso; es una locura. Lo he venerado desde siempre”.
Este director, proveniente de Rhode Island, es un fanático, no solo de Tom, sino también de toda la industria. “La La Land” es una alegre declaración de esto, una oda colorida y sentida a la ciudad de los oropeles y a la era pasada de los musicales que la vieron nacer.
La historia es muy simple: Emma Stone interpreta a una actriz que intenta abrirse camino, cuya relación con su novio pianista de jazz (Ryan Gosling) se ve comprometida cuando la carrera de él comienza a sobrepasar la de ella. Todo muy normal, sólo que el film arranca con una secuencia espectacular de canto y baile en una carretera durante un embotellamiento, y ahí entendemos con absoluta certeza que soñar es posible.
“En momentos como ese, recuerdo pensar ‘Guau, esto es una locura’. Me encantan las películas donde podés ver que el director se arriesga a morder más de lo que puede masticar” ejemplifica Chazelle.
Le tomó seis años a Damien que el guión terminara de tomar forma; lo completó en 2010, estimulado por hacer “una película de Hollywood – en el viejo sentido de la palabra – que aún se pudiera sentir personal y diferente… ese espacio donde las dos cosas pueden superponerse se viene sintiendo cada vez más amenazado”.
“La La Land’ es sobre la ciudad donde vivo, es sobre la música que crecí tocando, es sobre películas que crecí mirando” se entusiasma el director. “Incluso el gran espectáculo de la película se siente íntimo para mí en esa forma”.
La música siempre estuvo presente en su (corta) obra: antes del suceso de Whiplash, Chazelle presentó su ópera prima llamada “Guy and Madeline on a Park Bench” (en blanco y negro y con un mínimo presupuesto) donde el jazz es tan protagonista como la pareja del título, y que había sido planeada como tesis para la escuela de cine de Harvard donde estudiaba.
“Amo la idea de pensar en el cine muy cerca de la música” dice Damien, quien solía tocar la batería. “Muchos de mis realizadores favoritos mueven la cámara o editan de una forma muy musical, aún si las películas no tienen música en ellas. Dicho esto, definitivamente quiero hacer una película que no sea sobre música”.
Considerando su largo camino hasta la pantalla, “La La Land” sufrió varios “cambios” durante los años, de acuerdo a su director. Inicialmente, el romance se iba a dar entre Miles Teller (el joven que se desgarraba por la batería en “Whiplash”) y la Hermione de Harry Potter, Emma Watson. Pero Summit Entertainment –impresionado por su suceso – accedió a invertir en “La La Land”, y los nombres de la pareja Stone-Gosling (con química híper probada y efectiva) sonaron más fuerte. “Ellos son totalmente atemporales, en el sentido de que podés ‘comprarlos’ en una vieja película de los ‘40s, como Fred Astaire y Ginger Rogers, o Katharine Hepburn y Spencer Tracy, y al mismo tiempo, para mí se siente completamente contemporáneos. Tienen una forma de fundamentar todo lo que hacen de una manera muy creíble. Una vez que pudimos castearlos para la película, fue como si toda la cosa se despertara”.
Igual que el personaje de Teller en “Whiplash”, Ryan y Emma encarnan grandes soñadores que tratan de triunfar en una industria donde el rechazo constante es la norma. Damien admite que ambos films reflejar sus propias experiencias como realizador luchando por llegar. “Supongo que uno escribe de lo que sabe” dice, riendo. “Hay algo para decir aún en los sueños no realistas. Aún si los sueños no se hacen realidad; eso es lo hermoso para mí de Los Angeles. Está llena de gente que se mudó ahí para perseguir sus sueños. A muchas de estas personas les dicen que están locos, o que están viviendo en la la land. Yo quise hacer una película que los saludara un poco, y a ese tipo de estado de ánimo poco realista”
Por lo pronto, cuando pase la locura-Oscar, Chazelle ya tiene un nuevo proyecto para ocuparse y al parecer, como declaró, esta vez sin música: “First Man”, la vida del astronauta Neil Armstrong, encarnado por su nuevo actor “musa” Ryan Gosling.
La película cambió mucho en la sala de edición. Villeneuve luchó con el enigmático final, que aún confunde a algunas audiencias, pero también les da razones para debatir y revisitar el film. “Fue un largo y doloroso proceso de edición. Joe Walker y yo estábamos preocupados por encontrar un equilibrio entre la tensión, el misterio y el juego del rompecabezas. La idea era crear vértigo en enfrentar lo desconocido, pero no crear frustración en el espectador. Fue difícil, pero encontramos el equilibrio correcto para asegurarnos que la película funcione”.
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